martes, 23 de febrero de 2010

Vapor




El viento sopla,
te evaporas desde tus pies hasta al cielo,
tus manos, tu piel, tu pelo,
el aroma de tus labios,
el color de tus besos,
la llama del llanto te sopla,
nos ahoga en el vaho,
se ahoga el agua, el día, el tiempo,
sopla un susurro con tu nombre
y otro con el mío cae muerto,
irrumpe en risotadas,
se quiebra en el contacto de labio a labio,
en un beso,
en el intercambió de saliva por veneno,
se arrastra por tus manos hasta llegar a tu pecho,
llueve hasta tu cintura,
salpica cada detalle de tu cuerpo,
tu bendito cuerpo,
tu infinito cuerpo,
tu cuerpo eterno,
el cuerpo sin fin bajo un tacto muerto,
cuerpo del llanto del mundo,
viento que se filtra por mis dedos,
por las caricias de mis besos,
tu mejilla de vapor de agua,
de sudor muerto,
besos de labios fantasmas,
besos, manos, piernas,
las calles en el cielo,
allá, en una nube, un auto lento,
en el cristal de las casas faroles,
en las gotas de lluvias cementerios,
en un beso toda lagrima,
en uno solo todo el vapor del sueño…

En un susurro de mi boca al sol
mis labios, mis ojos, mis dedos,
la luz del día, las piedras,
la luz de un ciego,
el mundo entero,
todo es vapor de dos cuerpos desnudos.

miércoles, 10 de febrero de 2010

lunes, 8 de febrero de 2010

Olas

Las horas deslavan de la arena
Los nombres que aun no he dicho,
El agua se vuelve el suspiro eterno
Que roe del tiempo la playa,
La labra, la esculpe,
La vuelve granos de veneno,
La vuelve muelle de labios rojos,
La escupe en el malecón de ojos negros,
En el desfilar del huracán de tus piernas,
en donde el mar se vuelve la tierra
en donde las olas se vuelven polvo,
en donde la arena se vuelve agua eterna.

El alba termina en tu espalda.
Son de piedra las manos,
Vivas pisadas de lava vuelan,
Vuelven sobre las venas ya escasas,
Se apilan los puerto en tus rostros,
Se hunden los barcos en tu cara,
de coral son tus dedos, de estrella naufraga.
No eres perfecta,
No puedes serlo,
Eres demasiado sensata.

El vaho salado se vuelve brisa en mis ojos,
No duerme, no descansa,
Mis versos son manchas en un papel de playa,
Son salpicaduras de pez ahogado,
Son gotas secas de una laguna fantasma.

Las gaviotas vuelven a su nido
Para volver al mar mañana.
Las palmeras musitan coplas entre sus ramas,
La lluvia cae al cielo
donde se vuelve nube esponjada.
Yo vuelvo a mis sueños, a mi esperanza,
Vuelvo a dormir en una playa desnuda
Para mañana dejarla,
Para encallar en otra tierra perdida,
En otra arena lejana,
Vuelvo al mar para alejarme del agua.

No hay amaneceres,
Todos son soles que caen,
Que se desgarran,
No hay labios que se rocen,
No tienen caricias nuestras caras,
No tienes palabras en la boca,
No tienes pasos en tus piernas largas,
Eres el viento de un suspiro insomne,
Eres la playa del mar que encalla,
Somos el faro del futuro de nadie,
El océano de la lluvia que canta.
No hay al final agua dulce,
Solo llueven promesas saladas.

La luna se posa en tu cabellera.
Tu que eres un mito te vuelves oleaje,
Te vuelves caricia del mar a playa,
Yo perezco en la arena que me abraza,
Que me hace suyo,
Que de mi carne se embriaga,
Y las olas y la arena
Una a otra,
En un baile de vaivenes eternos
Se deslavan.