viernes, 8 de enero de 2010

Luto


Una a una se arrastran silenciosas,
largas, lejanas, pausadas.

Todas comulgan en la misma sala.
Rostros antiguos y ancianos
sonríen en medio de su desgracia
al ver las facciones casi idénticas
de la gente que va con ropa de muerte
disfrazada.

Ante un cofre vació de mañanas, lloran,
se hincan, se lamentan, se reclaman.

Unísonos al acorde del llanto
repiten las mismas oraciones hastiadas.
Un misterio para mil veranos,
un novenario para las culpas pasadas.
Tarde el llanto, inútil ya su llegada.
Mis brazos se enmarañan aturdidos,
penosos de tener
abundantes palabras
que no serán escuchadas.

Llanto,
no de duelo, de desesperanza.
Llanto de las promesas olvidadas
y de las que esperan ser cumplidas mañana.
Llanto de saber que nosotros los vivos
no nos volveremos a ver las caras
hasta que la muerte nos recuerde
que el tiempo se acaba.

La verdadera muerte de un alma
es cuando yace olvidada.



En memoria de alguien que no conocí









2 comentarios:

Nea Parorou dijo...

Muy triste, as usual o.o
Me gustó bastante :)

mario recamier dijo...

letras esperadas de acuerdo al titulo bueno me gusto el epilogo en memomoria...cuidate saludos comentario de mario